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sábado, 19 de marzo de 2011

Ranas arborícolas 001 (1.0.0)


Hice varios cambios en el ensayo, sobre todo agregados. Copio los principales (si están dentro de una frase que ya existía, los pongo en negritas):

Puede que las parejas ideales no sean suficientes o tan necesarias, si la especie se vale también de las otras (¿en menor, en igual o en mayor medida?).

Como se ve, la distribución de papeles entre los dos géneros es la inversa en “La boda de mi mejor amigo”, que a su vez es una modificación del reparto que en esas situaciones más se da en nuestra cultura de cazadores machos y presas hembras (reparto que le habría dado a la película un protagonista acechante masculino y el título “La boda de mi mejor amiga”).
Por lo demás, son los mismos roles que, con otros y diversos propósitos (si obviamos el chiste del famoso error de imprenta), tienen el lobo –que busca y no es buscado, salvo por fuera del trío–, Caperucita roja –que busca y es buscada– y su abuela –que es buscada por los dos, a diferencia del macho cantor y de Kimmy–. Y a diferencia de lo que ocurre en el relato documental sobre las ranas arborícolas, en las dos fábulas humanas el desenlace es el mismo: bajo la forma general del triunfo del bien sobre el mal, fracaso del acechante (un literal tercero excluído) y éxito de la expedición peligrosa. (En las fábulas de desencuentro que escribe Kafka, lo que frustra la reunión deseada no es la acción de un villano lateral, sino la de un diseño, burocrático o territorial.)

(Porque –no «aunque»– «no hay escasez de pretendientes», las hembras rana y Michael pueden elegir y actuar en consecuencia.)

(Como un símbolo de alianza que repite el de los anillos, una canción –su canción con Michael, mito amoroso por el que había creído tener más derechos a él que Kimmy– es el regalo de boda que Jules le termina haciendo a la pareja, hasta que encuentren su propia nuestra canción.)

(podría tatuarse un Res non verba, si verbalizarlo no fuera quisquillosamente contradictorio)

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