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jueves, 20 de junio de 2013

El silencio de las sirenas 014 (4.0.1)


Cambié el segundo párrafo de la parte 3.1.2, además de agregarle una nota incrustada (que adentro tiene otra). Antes decía esto:
Otra variante narrativa podría dar una tercera razón del callar, que podría o no ser intencional, según se interprete que hubo ahí una decisión táctica o una simple confusión. En esa reescritura remota del cuento, las sirenas, mecanizadas por años de secuencia canto–rostros de éxtasis, ven esa expresión en Ulises y conscientemente obvian el canto o inconscientemente lo dan por cumplido. Ver primero el efecto les hace omitir la acción, o por calcularla innecesaria o por creerla realizada y olvidada. Evidentemente, mejor volvamos a Kafka.
Ahora dice esto:
Otra variante narrativa, aun más libre, podría dar una tercera razón, que tampoco sería intencional. Las sirenas, mecanizadas por años de secuencia canto–rostros de éxtasis, ven esa expresión en Ulises y dan en creer que, aunque no lo recuerden, ya han cantado. Ver primero el efecto les hace omitir la acción, que dan por cumplida.*
Ante un tablero nuevo del ascensor, con botones más duros e indicadores luminosos más sutiles, C tuvo un engaño desapercibido similar. Tocó el botón y dio por cumplida la acción de marcar PB cuando el ascensor empezó a bajar, lo que en realidad ocurrió porque lo habían llamado de un piso intermedio.*
Inmediatamente identifiqué la situación con la de las sirenas de esta versión libre. ¿Lo habría hecho si no hubiese escrito pocos días antes esa imaginación, o si no se la hubiese leído a C pocas horas antes?
Evidentemente, mejor volvamos a Kafka.

viernes, 14 de junio de 2013

El silencio de las sirenas 013 (4.0.0)


Acabo de agregarle la sección 3.1.2 al ensayo, que en sí mismo es un cambio medio pero por acumulación de cambios (sumando el de esta madrugada, con el agregado de la sección 3.1.1) salto a la versión 4.0.0. La sección agregada dice así:
3.1.2

El relato de Kafka baraja dos razones posibles para el silencio de las sirenas. La variante que hace que Ulises se dirija al duelo esperando esa movida de ellas se apoya sobre la razón agonal de que elegirán su mejor arma. La otra razón no es intencional: las cantoras seductoras son seducidas y silenciadas por la felicidad que Ulises logra darse.
Otra variante narrativa podría dar una tercera razón del callar, que podría o no ser intencional, según se interprete que hubo ahí una decisión táctica o una simple confusión. En esa reescritura remota del cuento, las sirenas, mecanizadas por años de secuencia canto–rostros de éxtasis, ven esa expresión en Ulises y conscientemente obvian el canto o inconscientemente lo dan por cumplido. Ver primero el efecto les hace omitir la acción, o por calcularla innecesaria o por creerla realizada y olvidada. Evidentemente, mejor volvamos a Kafka.

El silencio de las sirenas 012 (3.4.0)


La nota incrustada el martes (ver "El silencio de las sirenas 011 (3.3.0)") pasó a ser la sección 3.1.1 y cambió bastante:

3.1.1

Que Ulises espera que las sirenas canten lo sabemos por cómo se prepara para el encuentro. Y si espera enfrentarlas así armadas, es porque ignora que tienen un arma mucho mayor.
Otro Ulises –el de una variación de este cuento– podría esperar que las sirenas no canten. Si el de Kafka pudo haber oído algo sobre la ineficacia de esos trucos contra el canto de las sirenas, este otro también podría haber oído sobre cuánto más terrible es su silencio. Si esta vez no hiciera oídos sordos a lo oído, Ulises viajaría hacia las sirenas preparado para lo peor, es decir, esperando que, en uso de su mejor arma, no canten.
Para esa eventualidad, la más temida, no tendría mucho sentido que Ulises fuera con los oídos tapados, protegido contra un canto que no espera. (La estratagema suplente de hacerse atar al mástil quedaría como titular o única, pero se supone que resultaría tanto más inútil contra la «pasión de los seducidos» cuanto más terrible que el canto sea el silencio que la despierta.) Volviendo al Ulises de Kafka, la confianza que lo hará creerse sordo puede que sea ciega pero no incoherente; lo sería si en lugar de confiar en esa cera para enfrentar el canto de las sirenas lo hiciera para enfrentar su silencio.
¿Qué puede pasar? Si de nuevo las sirenas juegan como él no espera, esta vez poniéndose a cantar, sus voces ni siquiera tendrán que traspasar tapones para llegar a Ulises (a no ser, por ejemplo, que lo blinde una sordera selectiva –falta y exceso de expectativas son contracaras alucinatorias). Con la expectativa que sí tiene y sin la cera que tenía el otro, si las sirenas no cantan este Ulises ya no podrá dejar de registrar la omisión creyendo que en su lugar hay una melodía enmudecida; ese malentendido salvador ya no será posible. O encuentra otra coartada para no registrar el silencio fatal, o hay otro modo de salvarse, distinto de ese no registro, o no se salva.
También extendí una oración en la sección 3.1, reemplazando un punto seguido por un punto y coma:
...sino porque así se hace posible el malentendido que les permite «servir para la salvación»; serán inútiles para lo que son adecuadas (el canto) e inadecuadas para lo que se las usa (el silencio), pero se vuelven útiles aprovechando esa inadecuación. Empecemos por la actitud necesaria, ...

El silencio de las sirenas 011 (3.3.0)


En la madrugada del martes 11 de junio escribí directamente sobre el editor html de Blogger una nota que se abría al hacer click sobre un asterisco colgado de la última frase de la sección 3.1, la que termina con "...él no las oye gracias a sus tapones de cera.*":
Que el Ulises de Kafka espera que las sirenas canten lo inferimos de cómo se prepara. Pero en otro cuento Ulises podría esperar que las sirenas no canten. Si Ulises pudo haber oído algo sobre la ineficacia de sus trucos contra el canto de las sirenas, bien podría haber oído sobre cuánto más terrible es el silencio de las sirenas. Y si esta vez no hiciera oídos sordos a lo oído, Ulises viajaría hacia las sirenas preparado para lo peor, esperando que, en uso de su mejor arma, no canten. ¿Qué trucos hay contra el silencio de las sirenas? Hay uno, el mismo que salva al Ulises de Kafka: no registrarlo (en su caso, por creer que en su lugar hay una melodía enmudecida por la cera). Sólo que en una variante donde Ulises tuviera presente que el arma más temible es el silencio, no tendría mucho sentido que fuera con los oídos tapados, protegido contra el canto que no espera. (La estratagema suplente de hacerse atar al mástil subiría a titular, pero se supone que resultaría tanto más inútil contra la «pasión de los seducidos» cuanto más terrible que el canto sea el silencio que la despierta.) Así que la vía para no registrar el silencio, sabiendo o creyendo Ulises que así lo esperan las sirenas, tiene que ser otra.

sábado, 1 de junio de 2013

Rulos 001 (1.0.0)


Ayer viernes, a la mañana, le agregué al ensayo lo que ahora es su parte II.