Agregué los 2 microensayos de hoy, 29 de mayo de 2016, en la sección 6: el que empieza "El AHÍ donde tiene que estar alguien..." y el que empieza "O donde oigo respiros oscuros..." que lo continúa.
domingo, 29 de mayo de 2016
Abismado en la noche 004 (2.0.2)
Agregué los 2 microensayos de hoy, 29 de mayo de 2016, en la sección 6: el que empieza "El AHÍ donde tiene que estar alguien..." y el que empieza "O donde oigo respiros oscuros..." que lo continúa.
viernes, 27 de mayo de 2016
Cambio en Escribe y en Buscar
Simplifiqué el buscador interno: eliminé la opción de elegir dónde buscar, si en Zambullidas o en Bitácora zambullista (opción que dejé en el buscador de Bitácora de Zambullidas, donde puede ser más útil).
También sustituí la imagen con la palabra "Buzón" por la dirección de mail. Hasta recién esa parte de la barra lateral se veía así:
PD 29-5-16: Ahora (y desde ayer) se ve así:
Pero antes pasaron estas versiones:
jueves, 26 de mayo de 2016
Abismado en la noche 003 (2.0.1)
Cambio menor: agregué 2 microensayos de recién en la parte 6. Son 2 respuestas a sendos microensayos: el que empieza "La frase aplica también..." y el que empieza "Que un vigía solo (o lo que sea ese YO)...".
miércoles, 25 de mayo de 2016
Turismo Coleridge 001 (1.0.0)
Agregué nuevos microensayos y rediseñé las secciones. Hasta recién se veía así:
1.
Turismo Coleridge: un hombre despierta con una flor en la mano; se la dieron en el sueño, "como prueba de que había estado" en el Paraíso.
— el Zambullista (@Zambullista) 14 de mayo de 2016
No sería menos extraordinaria esa flor si en vez de venir del Paraíso viniera de cualquier otra locación onírica. Fuerte es el contrabando.
— el Zambullista (@Zambullista) 14 de mayo de 2016
El pasado es tan impresentable como el sueño, pero deja contrabandear cosas. Las llamamos "recuerdo de". Una caña del Huechulafquen, por ej.
— el Zambullista (@Zambullista) 14 de mayo de 2016
Y también funcionan como una prueba de haber estado ahí. Mejor: de que ese pasado (lo que rodeaba a la caña) no se fue del todo. Algo queda.
— el Zambullista (@Zambullista) 14 de mayo de 2016
Un souvenir evocador da la ilusión de revivir eso. "Alguien logró estar ahí", diría Kafka.https://t.co/oPAv4OfIMChttps://t.co/Fb2IIqcnlk
— el Zambullista (@Zambullista) 14 de mayo de 2016
"Alguien tiene que estar ahí". Los recuerdos engarzan hitos en el tiempo; los vigías, en el espacio: longitud temporal y territorio actual.
— el Zambullista (@Zambullista) 14 de mayo de 2016
La trama de esa identidad está hecha de "un ejército, un pueblo" que duerme y vigías que velan; su historial, de recuerdos que despiertan.
— el Zambullista (@Zambullista) 19 de mayo de 2016
A los recuerdos los despiertan los souvenires, que les toman el nombre. Si ya no los despiertan, son como llaves de cerraduras cambiadas.
— el Zambullista (@Zambullista) 19 de mayo de 2016
Llaves y evocadores que se vuelven inútiles para lo que se hicieron quedan vacíos de su 1° sentido y disponibles para recibir otros encima.
— el Zambullista (@Zambullista) 19 de mayo de 2016
Alguien que viera corta toda longitud temporal vería reciente lo remoto. Y vemos remoto lo reciente bajo los efectos de una alta intensidad.
— el Zambullista (@Zambullista) 19 de mayo de 2016
Esto no hace baja la intensidad de quien ve reciente lo remoto. No puede ser baja, si (man)tiene presente lo que se aleja en el tiempo.
— el Zambullista (@Zambullista) 22 de mayo de 2016
2.
Para X, toda distancia temporal es corta. Todo ocurrió recién o ayer o el otro día. La recientez permanente se enrarece con el tiempo.
— el Zambullista (@Zambullista) 14 de mayo de 2016
El tiempo, que amarillea el papel, enrarece la blancura permanente del liquid paper y la juventud de Mirtha Legrand.https://t.co/bVDElLso4L
— el Zambullista (@Zambullista) 14 de mayo de 2016
Para L. Shelby (Memento), que pierde cada pocos minutos lo retenido, todo es nuevo cada vez. Para X, que no olvida, nada es viejo o remoto.
— el Zambullista (@Zambullista) 16 de mayo de 2016
Quizá X aún no supo tomar distancia de lo antiguo y perdido, lo irrecuperable. Del acampe a orillas del Huechulafquen sólo quedó una caña.
— el Zambullista (@Zambullista) 16 de mayo de 2016
"Lo pasado es pisado" tiene un ánimo de desconexión que un recuerdo no tiene. De ahí quizá que su impulso sea tirar recuerdos, desprenderse.
— el Zambullista (@Zambullista) 14 de mayo de 2016
Un recuerdo es conexión con una vivencia o no es recuerdo. El impulso inverso es a conservarlos todos frescos, con las conexiones vigentes.
— el Zambullista (@Zambullista) 16 de mayo de 2016
La memoria es el museo de un mundo perdido. Y un museo interactivo vivencial: elige tu propia aventura nostálgica. pic.twitter.com/VmXtH8rNZh
— el Zambullista (@Zambullista) 16 de mayo de 2016
X no ansía volver al pasado. Niega que se le hayan ido los presentes que deseó salvar. O que se hayan ido muy lejos, donde no se vivencian.
— el Zambullista (@Zambullista) 16 de mayo de 2016
—Yo no lo perdí. Lo tengo acá, a mano, reciente.
— el Zambullista (@Zambullista) 16 de mayo de 2016
—Intentá agarrarlo.
—Está disponible.
—Ponelo a prueba.
—¿Para?
—Si ya no está, dejalo ir.
Ahora se ve así:
1.
Turismo Coleridge: un hombre despierta con una flor en la mano; se la dieron en el sueño, "como prueba de que había estado" en el Paraíso.
— el Zambullista (@Zambullista) 14 de mayo de 2016
No sería menos extraordinaria esa flor si en vez de venir del Paraíso viniera de cualquier otra locación onírica. Fuerte es el contrabando.
— el Zambullista (@Zambullista) 14 de mayo de 2016
El pasado es tan impresentable como el sueño, pero deja contrabandear cosas. Las llamamos "recuerdo de". Una caña del Huechulafquen, por ej.
— el Zambullista (@Zambullista) 14 de mayo de 2016
Y también funcionan como una prueba de haber estado ahí. Mejor: de que ese pasado (lo que rodeaba a la caña) no se fue del todo. Algo queda.
— el Zambullista (@Zambullista) 14 de mayo de 2016
La caña colihue, que es real, no me transporta al pasado como se transporta la flor de Coleridge, que es literaria, del sueño a la realidad.
— el Zambullista (@Zambullista) 25 de mayo de 2016
Es COMO SI me transportara a ese momento. La ilusión del viaje es un sucedáneo del viaje, que es tan imposible como el de la flor a la cama.
— el Zambullista (@Zambullista) 25 de mayo de 2016
1.1
Un souvenir evocador da la ilusión de revivir eso. "Alguien logró estar ahí", diría Kafka.https://t.co/oPAv4OfIMChttps://t.co/Fb2IIqcnlk
— el Zambullista (@Zambullista) 14 de mayo de 2016
"Alguien tiene que estar ahí". Los recuerdos engarzan hitos en el tiempo; los vigías, en el espacio: longitud temporal y territorio actual.
— el Zambullista (@Zambullista) 14 de mayo de 2016
La trama de esa identidad está hecha de "un ejército, un pueblo" que duerme y vigías que velan; su historial, de recuerdos que despiertan.
— el Zambullista (@Zambullista) 19 de mayo de 2016
A los recuerdos los despiertan los souvenires, que les toman el nombre. Si ya no los despiertan, son como llaves de cerraduras cambiadas.
— el Zambullista (@Zambullista) 19 de mayo de 2016
Llaves y evocadores que se vuelven inútiles para lo que se hicieron quedan vacíos de su 1° sentido y disponibles para recibir otros encima.
— el Zambullista (@Zambullista) 19 de mayo de 2016
1.2
Nadie elige recordar lo que sufrió; si lo recuerda es a su pesar. Un souvenir es una elección; siempre convoca a una felicidad archivada.
— el Zambullista (@Zambullista) 25 de mayo de 2016
Siempre responde la última que volvió de la convocatoria anterior. Como sea, cuando el souvenir surte efecto experimentás cierto bienestar.
— el Zambullista (@Zambullista) 25 de mayo de 2016
Por ejemplo, la sensación de volver a ser –o la de seguir siendo– ese que en el Huechulafquen dibujó un dado irreconocible (6 caras tiene).
— el Zambullista (@Zambullista) 25 de mayo de 2016
La felicidad se edita junto con el recuerdo. Como en una película hay banda sonora, en una memoria hay banda emocional: "Huechulafquen.emo".
— el Zambullista (@Zambullista) 25 de mayo de 2016
La memoria edita el recuerdo para hacerlo más hospitalario de lo que fue la experiencia que fluía. La 1ª edición es delimitarla.
— el Zambullista (@Zambullista) 25 de mayo de 2016
—Y…¡corten!
Todo recuerdo tiene algo que su experiencia no tuvo: la certeza del resultado. Esa incertidumbre de menos es una edición de mínima, básica.
— el Zambullista (@Zambullista) 25 de mayo de 2016
2.
Alguien que viera corta toda longitud temporal vería reciente lo remoto. Y vemos remoto lo reciente bajo los efectos de una alta intensidad.
— el Zambullista (@Zambullista) 19 de mayo de 2016
Esto no hace baja la intensidad de quien ve reciente lo remoto. No puede ser baja, si (man)tiene presente lo que se aleja en el tiempo.
— el Zambullista (@Zambullista) 22 de mayo de 2016
Para X, toda distancia temporal es corta. Todo ocurrió recién o ayer o el otro día. La recientez permanente se enrarece con el tiempo.
— el Zambullista (@Zambullista) 14 de mayo de 2016
El tiempo, que amarillea el papel, enrarece la blancura permanente del liquid paper y la juventud de Mirtha Legrand.https://t.co/bVDElLso4L
— el Zambullista (@Zambullista) 14 de mayo de 2016
Para L. Shelby (Memento), que pierde cada pocos minutos lo retenido, todo es nuevo cada vez. Para X, que no olvida, nada es viejo o remoto.
— el Zambullista (@Zambullista) 16 de mayo de 2016
No porque no olvide (lo necesario no es suficiente), sino porque todo en su memoria tiene el cartel de RECIÉN PINTADO. X se mancha siempre.
— el Zambullista (@Zambullista) 25 de mayo de 2016
Quizá X aún no supo tomar distancia de lo antiguo y perdido, lo irrecuperable. Del acampe a orillas del Huechulafquen sólo quedó una caña.
— el Zambullista (@Zambullista) 16 de mayo de 2016
2.1
"Lo pasado es pisado" tiene un ánimo de desconexión que un recuerdo no tiene. De ahí quizá que su impulso sea tirar recuerdos, desprenderse.
— el Zambullista (@Zambullista) 14 de mayo de 2016
Un recuerdo es conexión con una vivencia o no es recuerdo. El impulso inverso es a conservarlos todos frescos, con las conexiones vigentes.
— el Zambullista (@Zambullista) 16 de mayo de 2016
La memoria es el museo de un mundo perdido. Y un museo interactivo vivencial: elige tu propia aventura nostálgica. pic.twitter.com/VmXtH8rNZh
— el Zambullista (@Zambullista) 16 de mayo de 2016
X no ansía volver al pasado. Niega que se le hayan ido los presentes que deseó salvar. O que se hayan ido muy lejos, donde no se vivencian.
— el Zambullista (@Zambullista) 16 de mayo de 2016
—Yo no lo perdí. Lo tengo acá, a mano, reciente.
— el Zambullista (@Zambullista) 16 de mayo de 2016
—Intentá agarrarlo.
—Está disponible.
—Ponelo a prueba.
—¿Para?
—Si ya no está, dejalo ir.
martes, 24 de mayo de 2016
Abismado en la noche 002 (2.0.0)
En relación con la versión 1.0.0 de ayer, hoy hice cambios de diseño (el video de The cure quedó como epígrafe de una sección nueva, la 6, y el cuento de Kafka como epígrafe general del ensayo) y agregué varios microensayos (la fecha los delata). Ahora se ve así:
1.
"Alguien tiene que estar ahí" no sólo para velar; también para hacer contacto y volver a desmentir el aislamiento. pic.twitter.com/ua76kNGMRE
— el Zambullista (@Zambullista) 22 de mayo de 2016
Son vigías en el abismo de la noche y a nivel del suelo, no en lo alto de una torre y a la luz del día. Precisan hacer contacto muy seguido.
— el Zambullista (@Zambullista) 22 de mayo de 2016La frecuencia con que la línea se traza de tizón en tizón resulta de una tensión entre la necesidad de chequear y el riesgo de exponerse.
— el Zambullista (@Zambullista) 23 de mayo de 2016
No vemos la amenaza que hace necesario que alguien esté ahí velando, abismado en la noche. La inferimos de la vigilancia, que sí vemos.
— el Zambullista (@Zambullista) 22 de mayo de 2016
2.
Estar abismado en la noche, que es una desventaja para vigilar, se iguala a estarlo en una reflexión, que pide y lleva a sustraerse de todo.
— el Zambullista (@Zambullista) 23 de mayo de 2016
Abismados en la noche se vuelven más vulnerables: lo amenazante está detrás de lo oscuro, que está tan cerca y es tan ubicuo que los rodea.
— el Zambullista (@Zambullista) 22 de mayo de 2016
La única acción del cuento, donde un vigía agita un tizón y encuentra al más próximo, consiste en perforar esa oscuridad y tranquilizarse.
— el Zambullista (@Zambullista) 22 de mayo de 2016
La amenaza sería mayor si fuese desconocida. Pero hay un historial que rodea esa vez, antes y después. Lo conocen en persona o por relatos.
— el Zambullista (@Zambullista) 22 de mayo de 2016
Hay un historial. Lo sabemos porque ese "número incalculable de seres humanos" "se ha reunido, como una vez aquel entonces, y como después".
— el Zambullista (@Zambullista) 20 de mayo de 2016
3.
Pese al tamaño reunido, no hay seguridad ni comodidades. "Alguien tiene que velar" para que los otros duerman "respirando tranquilamente".
— el Zambullista (@Zambullista) 21 de mayo de 2016
Fantasean con las comodidades y la seguridad que no tienen. Pero "una pequeña comedia, un inocente autoengaño" da paso a una realidad cruda.
— el Zambullista (@Zambullista) 22 de mayo de 2016
Lo que tampoco hay es estabilidad ni familiaridad: la errancia y la intemperie las niegan. Hay un ejército que acampa en un paraje desierto.
— el Zambullista (@Zambullista) 22 de mayo de 2016
No está claro si el "paraje desierto" es un punto de encuentro o una pausa en la marcha. Como sea, los vigías son la única línea de defensa.
— el Zambullista (@Zambullista) 22 de mayo de 2016
La única al momento de venirse el ataque (si lo anticipo) o impactar (si no). El duelo es entre su tiempo y el de reacción de los dormidos.
— el Zambullista (@Zambullista) 23 de mayo de 2016
4.
En "un número incalculable de seres humanos", un ataque impacta como el de un entusiasmo breve (aka zambullida) y su pequeña turbulencia.
— el Zambullista (@Zambullista) 24 de mayo de 2016
En esa enormidad acampante siempre habrá más dormidos que despertados por un ataque, si la zona de impacto resulta ser un borde ínfimo.
— el Zambullista (@Zambullista) 24 de mayo de 2016
La zona de impacto en esa multitud incalculable es reducida como turbulencia de zambullida en ciénaga infinita. Fuera de ahí aún se duerme.
— el Zambullista (@Zambullista) 24 de mayo de 2016
La ola de alerta se apaga cuando los afectados más directos contrarrestan el ataque y no necesitan despertar a nadie más. Y aún es el borde.
— el Zambullista (@Zambullista) 24 de mayo de 2016
5.
El lugar, la hora y el clima son hostiles. La falta de señales es una señal: si el otro no responde, la línea pudo haberse cortado por ahí.
— el Zambullista (@Zambullista) 22 de mayo de 2016
La falta de señales es (alg)una señal, no 1; el tema es saber cuál o acertar al apostar por una. ¿Y si el otro vigía sólo se quedó dormido?
— el Zambullista (@Zambullista) 23 de mayo de 2016
¿Cuánto esperar hasta dar la alerta que despertará a todos? Si el ataque existe, seré culpable de tardar por dudar; si no, de precipitarme.
— el Zambullista (@Zambullista) 23 de mayo de 2016
Lo tranquilizante que tiene que el otro responda es que te ahorra toda esta pensadera. La línea funciona; no hay nada que decidir por ahora.
— el Zambullista (@Zambullista) 23 de mayo de 2016
6.
The cure, “At night”. Live 30-11-92, Olympia Grand Hall, Londres.
En "De noche" se le habla a un vigía. En "At night" el vigía le habla a un TÚ que duerme segur@, cómod@ y ajen@ a todo, como fantasean allá.
— el Zambullista (@Zambullista) 24 de mayo de 2016
Dormir implica exponer el cuerpo a un ataque; dormir al aire libre, exponerlo aun más. Por eso ahí "alguien tiene que velar; eso es así".
— el Zambullista (@Zambullista) 24 de mayo de 2016
No así si dormís bajo un techo seguro, bien adentro de tu casa, protegid@ de miradas, sin advertir los cambios de la noche, y te lo cantan.
— el Zambullista (@Zambullista) 24 de mayo de 2016
Si el autoengaño del cuento es un hecho en el canto, ¿ALGUIEN TIENE QUE ESTAR AHÍ (¿en la casa?) pasó de ser una ley a ser una fe del vigía?
— el Zambullista (@Zambullista) 24 de mayo de 2016
Kafka: si falta alguien ahí (velando), pernoctar al aire libre es más riesgoso. The cure: si no hay alguien ahí (durmiendo), el vigía sobra.
— el Zambullista (@Zambullista) 24 de mayo de 2016
Kafka no menciona la soledad ni el silencio de su escena (sólo interrumpido por una seña silenciosa). The cure es más explícito y dramático.
— el Zambullista (@Zambullista) 24 de mayo de 2016
Abismado en la noche 001 (1.0.0)
Esta fue la primera versión, la que publiqué ayer (la 0.0.0):
The cure, “At night”. Live 30-11-92, Olympia Grand Hall, Londres.
1.
"Alguien tiene que estar ahí" no sólo para velar; también para hacer contacto y volver a desmentir el aislamiento. pic.twitter.com/ua76kNGMRE
— el Zambullista (@Zambullista) 22 de mayo de 2016
Son vigías en el abismo de la noche y a nivel del suelo, no en lo alto de una torre y a la luz del día. Precisan hacer contacto muy seguido.
— el Zambullista (@Zambullista) 22 de mayo de 2016La frecuencia con que la línea se traza de tizón en tizón resulta de una tensión entre la necesidad de chequear y el riesgo de exponerse.
— el Zambullista (@Zambullista) 23 de mayo de 2016
No vemos la amenaza que hace necesario que alguien esté ahí velando, abismado en la noche. La inferimos de la vigilancia, que sí vemos.
— el Zambullista (@Zambullista) 22 de mayo de 2016
Estar abismado en la noche, que es una desventaja para vigilar, se iguala a estarlo en una reflexión, que pide y lleva a sustraerse de todo.
— el Zambullista (@Zambullista) 23 de mayo de 2016
Abismados en la noche se vuelven más vulnerables: lo amenazante está detrás de lo oscuro, que está tan cerca y es tan ubicuo que los rodea.
— el Zambullista (@Zambullista) 22 de mayo de 2016
La única acción del cuento, donde un vigía agita un tizón y encuentra al más próximo, consiste en perforar esa oscuridad y tranquilizarse.
— el Zambullista (@Zambullista) 22 de mayo de 2016
La amenaza sería mayor si fuese desconocida. Pero hay un historial que rodea esa vez, antes y después. Lo conocen en persona o por relatos.
— el Zambullista (@Zambullista) 22 de mayo de 2016
Hay un historial. Lo sabemos porque ese "número incalculable de seres humanos" "se ha reunido, como una vez aquel entonces, y como después".
— el Zambullista (@Zambullista) 20 de mayo de 2016
2.
Pese al tamaño reunido, no hay seguridad ni comodidades. "Alguien tiene que velar" para que los otros duerman "respirando tranquilamente".
— el Zambullista (@Zambullista) 21 de mayo de 2016
Fantasean con las comodidades y la seguridad que no tienen. Pero "una pequeña comedia, un inocente autoengaño" da paso a una realidad cruda.
— el Zambullista (@Zambullista) 22 de mayo de 2016
Lo que tampoco hay es estabilidad ni familiaridad: la errancia y la intemperie las niegan. Hay un ejército que acampa en un paraje desierto.
— el Zambullista (@Zambullista) 22 de mayo de 2016
No está claro si el "paraje desierto" es un punto de encuentro o una pausa en la marcha. Como sea, los vigías son la única línea de defensa.
— el Zambullista (@Zambullista) 22 de mayo de 2016
La única al momento de venirse el ataque (si lo anticipo) o impactar (si no). El duelo es entre su tiempo y el de reacción de los dormidos.
— el Zambullista (@Zambullista) 23 de mayo de 2016
El lugar, la hora y el clima son hostiles. La falta de señales es una señal: si el otro no responde, la línea pudo haberse cortado por ahí.
— el Zambullista (@Zambullista) 22 de mayo de 2016
La falta de señales es (alg)una señal, no 1; el tema es saber cuál o acertar al apostar por una. ¿Y si el otro vigía sólo se quedó dormido?
— el Zambullista (@Zambullista) 23 de mayo de 2016
¿Cuánto esperar hasta dar la alerta que despertará a todos? Si el ataque existe, seré culpable de tardar por dudar; si no, de precipitarme.
— el Zambullista (@Zambullista) 23 de mayo de 2016
Lo tranquilizante que tiene que el otro responda es que te ahorra toda esta pensadera. La línea funciona; no hay nada que decidir por ahora.
— el Zambullista (@Zambullista) 23 de mayo de 2016
Esta es la que quedó con los microensayos que le agregué (publicados entre la noche de ayer y la madrugada de hoy):
The cure, “At night”. Live 30-11-92, Olympia Grand Hall, Londres.
1.
"Alguien tiene que estar ahí" no sólo para velar; también para hacer contacto y volver a desmentir el aislamiento. pic.twitter.com/ua76kNGMRE
— el Zambullista (@Zambullista) 22 de mayo de 2016
Son vigías en el abismo de la noche y a nivel del suelo, no en lo alto de una torre y a la luz del día. Precisan hacer contacto muy seguido.
— el Zambullista (@Zambullista) 22 de mayo de 2016La frecuencia con que la línea se traza de tizón en tizón resulta de una tensión entre la necesidad de chequear y el riesgo de exponerse.
— el Zambullista (@Zambullista) 23 de mayo de 2016
No vemos la amenaza que hace necesario que alguien esté ahí velando, abismado en la noche. La inferimos de la vigilancia, que sí vemos.
— el Zambullista (@Zambullista) 22 de mayo de 2016
Estar abismado en la noche, que es una desventaja para vigilar, se iguala a estarlo en una reflexión, que pide y lleva a sustraerse de todo.
— el Zambullista (@Zambullista) 23 de mayo de 2016
Abismados en la noche se vuelven más vulnerables: lo amenazante está detrás de lo oscuro, que está tan cerca y es tan ubicuo que los rodea.
— el Zambullista (@Zambullista) 22 de mayo de 2016
La única acción del cuento, donde un vigía agita un tizón y encuentra al más próximo, consiste en perforar esa oscuridad y tranquilizarse.
— el Zambullista (@Zambullista) 22 de mayo de 2016
La amenaza sería mayor si fuese desconocida. Pero hay un historial que rodea esa vez, antes y después. Lo conocen en persona o por relatos.
— el Zambullista (@Zambullista) 22 de mayo de 2016
Hay un historial. Lo sabemos porque ese "número incalculable de seres humanos" "se ha reunido, como una vez aquel entonces, y como después".
— el Zambullista (@Zambullista) 20 de mayo de 2016
2.
Pese al tamaño reunido, no hay seguridad ni comodidades. "Alguien tiene que velar" para que los otros duerman "respirando tranquilamente".
— el Zambullista (@Zambullista) 21 de mayo de 2016
Fantasean con las comodidades y la seguridad que no tienen. Pero "una pequeña comedia, un inocente autoengaño" da paso a una realidad cruda.
— el Zambullista (@Zambullista) 22 de mayo de 2016
En "De noche" se le habla a un vigía. En "At night" el vigía le habla a un TÚ que duerme segur@, cómod@ y ajen@ a todo, como fantasean allá.
— el Zambullista (@Zambullista) 24 de mayo de 2016
Lo que tampoco hay es estabilidad ni familiaridad: la errancia y la intemperie las niegan. Hay un ejército que acampa en un paraje desierto.
— el Zambullista (@Zambullista) 22 de mayo de 2016
3.
No está claro si el "paraje desierto" es un punto de encuentro o una pausa en la marcha. Como sea, los vigías son la única línea de defensa.
— el Zambullista (@Zambullista) 22 de mayo de 2016
La única al momento de venirse el ataque (si lo anticipo) o impactar (si no). El duelo es entre su tiempo y el de reacción de los dormidos.
— el Zambullista (@Zambullista) 23 de mayo de 2016
En "un número incalculable de seres humanos", un ataque impacta como el de un entusiasmo breve (aka zambullida) y su pequeña turbulencia.
— el Zambullista (@Zambullista) 24 de mayo de 2016
En esa enormidad acampante siempre habrá más dormidos que despertados por un ataque, si la zona de impacto resulta ser un borde ínfimo.
— el Zambullista (@Zambullista) 24 de mayo de 2016
La zona de impacto en esa multitud incalculable es reducida como turbulencia de zambullida en ciénaga infinita. Fuera de ahí aún se duerme.
— el Zambullista (@Zambullista) 24 de mayo de 2016
La ola de alerta se apaga cuando los afectados más directos contrarrestan el ataque y no necesitan despertar a nadie más. Y aún es el borde.
— el Zambullista (@Zambullista) 24 de mayo de 2016
4.
El lugar, la hora y el clima son hostiles. La falta de señales es una señal: si el otro no responde, la línea pudo haberse cortado por ahí.
— el Zambullista (@Zambullista) 22 de mayo de 2016
La falta de señales es (alg)una señal, no 1; el tema es saber cuál o acertar al apostar por una. ¿Y si el otro vigía sólo se quedó dormido?
— el Zambullista (@Zambullista) 23 de mayo de 2016
¿Cuánto esperar hasta dar la alerta que despertará a todos? Si el ataque existe, seré culpable de tardar por dudar; si no, de precipitarme.
— el Zambullista (@Zambullista) 23 de mayo de 2016
Lo tranquilizante que tiene que el otro responda es que te ahorra toda esta pensadera. La línea funciona; no hay nada que decidir por ahora.
— el Zambullista (@Zambullista) 23 de mayo de 2016