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domingo, 9 de septiembre de 2012

Cosas peores 001 (1.0.0)


Acabo de agregarle al ensayo el párrafo final de la sección 3 y toda la sección 4:

Tal vez no haga falta la exaltación para ver un sentido existencial más necesario que la vida que justifica, que hace necesaria; tal vez puede verse así sin exagerar. Basta que se considere que la vida no vale por sí misma, sino como medio u oportunidad para hacer lo que creemos que le da sentido (que es lo que nos da fuerza para hacer lo que creemos que le da sentido, que es...).

4.



De chico, en general a partir de una muerte cercana, uno se entera de que los otros pueden morir. En la progresiva culturización y socialización con que crecemos, vamos adquiriendo el saber de que uno, además de ser frágil y poder morir en cualquier momento, en algún momento va a morir, igual que todos.
Todo lo que se hace tal vez se haga, en última instancia, para suspender ese saber y sus efectos sobre el hacer mismo, las consecuencias paralizantes que tiene el tener siempre de frente esa certeza, el no lograr hacerla a un lado (el peor Zahir de todos).
Para superar el límite que la vida no puede, está el sentido de la vida (o propósito o misión o plan, etc.), que también viene en formato laico.*
Puede adoptarse un sentido sin tener que aceptar (ni creer ni necesitar ni desear) que nuestra identidad –y con ella nuestra existencia– sigue en otra parte y en otro estado o que reencarnamos en otros seres hasta alcanzar el desapego perfecto (extinguidas la preferencia –un deseo selectivo– y la necesidad –un deseo impuesto–, extinguido el temor a que no se nos cumpla ni se nos satisfaga, o sea, a frustrarnos). Puede adoptarse un sentido de la existencia finita que no ofrezca alguna trascendencia personal eterna (o sea, que no niegue ni relativice esa finitud), aun cuando incluya sucedáneos de esa inmortalidad nómade. Por ejemplo, un sentido que tenga la épica de una obra colectiva que nos sobrevivirá (nada peor ni tan difícil le puede pasar a uno con su salud existencial que sobrevivirle a su sentido de vida, como nos lo recuerdan los que se suicidaron por el fin de la experiecia soviética del comunismo y muchos enamorados súbitamente abandonados).
Algo así sólo es útil y creíble si nos sobrevive, si trasciende a eso que mueve; necesita durar más que la vida en la que presta servicio y ser lo suficientemente resistente para lograrlo, no como pompas de jabón y fragilidades afines.


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