-->

jueves, 7 de febrero de 2013

Duda 012 (5.0.2)


Cambios leves en el segundo párrafo de la parte 4.1 del ensayo. Hasta ayer a la noche decía esto:

En el corazón de la interacción con el mundo está el hacer que pase algo diferente a lo que sabemos o creemos que está pasando o pasará. En todo caso, hacer que pase algo (en lo inmediato, en lo mediato o en lo remoto, ya que en lo anterior no nos es dado: no podemos hacer que haya venido X, si no vino)*
No nos es dado a nosotros ni a nuestros dioses, parece:
«En la Suma Teológica se niega que Dios pueda hacer que lo pasado no haya sido...» (Jorge Luis Borges, “La otra muerte”)
No Dios pero sí «el destino» le trajo otra batalla de Masoller a Pedro Damián en 1946, para que pudiera corregir su cobardía de 1904. «La trajo en forma de delirio, pero ya los griegos sabían que somos la sombra de un sueño», atenúa el narrador, y del poder revocatorio también queda apenas una sombra, un como si dependiente de desatenciones, olvidos y muertes (sin estas fallas en el registro o en quienes lo conservan no se puede burlar lo irrevocable).
es el fin último de desear, pedir, exigir, recomendar, sugerir, etc.
Desde anoche dice esto:
En el corazón de la interacción con el mundo está el hacer que pase algo diferente a lo que sabemos o creemos que está pasando o pasará (y no algo que sabemos o creemos que pasó: no podemos hacer que haya venido X, si no vino).*
Tal vez a causa de los trastornos lógicos que habilita o provoca, hasta Dios se ve privado del poder de alterar el pasado:
«En la Suma Teológica se niega que Dios pueda hacer que lo pasado no haya sido...» (Jorge Luis Borges, “La otra muerte”)
No Dios pero sí «el destino» le trajo otra batalla de Masoller a Pedro Damián en 1946, para que pudiera corregir su cobardía de 1904. «La trajo en forma de delirio, pero ya los griegos sabían que somos la sombra de un sueño», atenúa el narrador, y del poder revocatorio también queda apenas una sombra, un como si dependiente de desatenciones, olvidos y muertes (sin estas fallas en el registro o en quienes lo conservan no se puede burlar lo irrevocable).
En todo caso, hacer que pase algo (o evitarlo: hacer que no pase) es el fin último de desear, pedir, exigir, recomendar, sugerir, etc.

sábado, 2 de febrero de 2013

Bloqueos 002 (1.0.0)


Acabo de volver al título original, "Bloqueos", y de agregarle el subtítulo "Ilusiones psicológicas". Y lo que es más importante, acabo de agregarle al ensayo su actual parte II (y, obviamente, de ponerle I a la única parte que había hasta ahora). Dice así:
Mi amiga Silvina era la única persona que se enganchaba en tratar de recordar un nombre o un título todo el tiempo de la salida que fuera necesario (y que rara vez no era todo el resto). Había una vez un conocido en común de cuyo nombre no podíamos acordarnos. Datos de él no nos faltaban y seguro que Silvina lo podía visualizar tan bien como yo. Pero no nos salía el nombre de pila (el único que le conocíamos, y sabíamos que no era uno raro ni largo).
Entonces se nos ocurrió hacer una lista de nombres masculinos usando un criterio imparcial, un mecanismo ciego: decir nombres de jugadores argentinos de fútbol. Dijimos muchos, de los más famosos a los menos, que es como nos fueron saliendo. Pero ninguno nos dio esa certeza súbita y eufórica que se experimenta en un desbloqueo típico (hace poco tuve uno, cuando de pronto pude recordar “¡La contraofensiva!” –a propósito de Infancia clandestina). ¿Por qué fallaba el método, si nos garantizaba una colección desinteresada de candidatos?
La idea de reconocer al que extraviamos, presupuesta en el método, es un contrasentido: para reconocerlo hay que tenerlo delante y visible, que es lo que no se podrá mientras se lo tenga extraviado. Recuperar la habilidad de reconocerlo y haberse desbloqueado la memoria son la misma cosa. Mientras tanto, el buscado no aparecerá ni siquiera en un desfile generado con una regla externa y neutral, aun cuando debería encabezarlo. Cuando al otro día Silvina o yo averiguamos el nombre, nos dimos cuenta con asombro de que no habíamos mencionado a Ariel Ortega, Orteguita, el mejor jugador argentino en actividad en ese momento.

En otro empleo del método –tardo en aprender–, estaba solo en mi departamento listando mentalmente los nombres de mujeres que conocía, de las más significativas a las menos, que es como me fueron saliendo. Y en ningún momento salió el nombre de pila de la que en ese entonces era mi amadísima novia, el mismo que el de la modelo alemana que estaba tratando de recordar.
Antes había intentado con descripciones definidas para suscitar la conexión semántica reveladora. Empezaba frases para que, cuando el recuerdo escondido viniera a completarlas, pudiera lanzarme a capturarlo ahí mismo; por ejemplo, “La Valeria Mazza alemana es... _______ Schiffer”. (Para capturar a El Zorro, a lo largo de la serie se le tienden trampas con señuelos y resultados similares.) Atribuí el fracaso al ataque frontal sobre el problema y cambié la estrategia de equivalencias semánticas evocadoras por una de meras coincidencias léxicas, inmotivadas, que abordara al recuerdo por los flancos y lo sorprendiera desprevenido.
En definitiva, el bloqueo no se deja burlar por los costados: ni mediante la inducción oportuna del nombre buscado ni mediante su exhibición en una rueda de reconocimiento, objetivos por igual inalcanzados. Los accesos laterales también están bloqueados, porque lo bloqueado no es un dato suelto, aislado, sino una red vial: el dato y todos los datos que llevan al dato, que instantáneamente se solidarizan con el escondido y andá a encontrarlos.
Resumo. La fuerza de esos bloqueos llega a descabezar listas; me hace ciego a la omisión que antes me hizo cometer (y no en el quinto o sexto puesto: en el primero). Lo mismo que lograba la fuerza que me hacía escribir lo que no me permitía leer, pero cambiando el juego de disfraces por el de las escondidas.

Finalmente, también incorporé el ensayo al Libro 2 de la Biblioteca, que cambió su nombre de "Ilusiones intelectivas" a "Ilusionismos".

Bloqueos 001 (0.0.1)


Cambios menores. Uno, en el final de lo que por ahora es el ensayo (cuyo título acabo de decidir cambiar: "Otras fuerzas ilusionistas" en vez de "Bloqueos"). Hasta esta madrugada decía:
La acción fue de exteriorización y ocultamiento a la vez; pero como fue pública, el efecto terminó siendo de comunicación, y más vehemente que la que yo habría logrado leyendo bien.

Ahora dice:
La acción fue de exteriorización y ocultamiento a la vez; pero como fue pública, el efecto terminó siendo de comunicación (una más vehemente y embarazosa que la que yo habría logrado leyendo bien y a tiempo, corrigiéndome antes de que lo hicieran a coro los demás).

El otro cambio menor fue el agregado del paréntesis que cierra el penúltimo párrafo:
...que luego de dominar qué escribía pasó a dominar qué leía (y quizás también qué miraba y qué veía).

viernes, 1 de febrero de 2013

Identidades dobles 005 (3.0.1)


En la madrugada del 29 de enero le agregué a la parte 3 de "Caso 5" casi todo lo que ahora es su tercer párrafo. Antes decía así:
...y los usa convertido/disfrazado en El Zorro. Los desenmascaramientos de uno y otro tienen el mismo potencial de daño.

Sobre esas diferencias relativas a cómo y de dónde provienen cada uno y sus poderes...

Ahora dice esto:
...y los usa convertido/disfrazado en El Zorro.
Los desenmascaramientos de uno y otro tienen el mismo potencial de daño; ser conocido es ser vulnerable. Para prevenirlos, ambos disimulos recurren a los argumentos de inocencia de la pusilanimidad y la torpeza, que están en las antípodas de los rasgos que caracterizan la identidad a desenmascarar.

Sobre esas diferencias relativas a cómo y de dónde provienen cada uno y sus poderes...

En la última frase del primer párrafo de la misma parte hice algunos cambios, también menores. Antes decía:
De las dos electivas, hay una identidad en la que disimula los poderes con los que llega a la Tierra en un moisés interestelar, y otra en la que los usa.

Ahora dice:
De las dos electivas, hay una identidad (la pública) en la que Kal-El disimula los poderes con los que llega a la Tierra en un moisés interestelar, y otra en la que los usa (la secreta).

Por último, en la madrugada del 28 pasé a nota oculta con asterisco (pegado a "culpa") un largo paréntesis que había en el segundo párrafo de la parte 1 de "Caso 5", sobre el cuento de Borges "Abenjacán el Bojarí, muerto en su laberinto". Antes se veía así:
...intenta matarlo en el establo para sustituirlo en la fiesta (y que el muerto posdatado venga a sustituirlo en la culpa. Breve digresión hacia el cuento de Borges “Abenjacán el Bojarí, muerto en su laberinto”: en la versión de Unwin, el auténtico Abenjacán viene a sustituir en el rol de víctima al falso Abenjacán, que es el victimario Zaid de carne y hueso; ahí el disfraz es un borrado del rostro, no un agregado).