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miércoles, 29 de octubre de 2014

Un fuego sin luz 002 (1.0.1)


Acabo de agregarle esto al ensayo:

La comprensión la alcanza un axolotl con cara de hombre. O también: al momento de comprender la transición operada, hay un pie en cada identidad: ya soy «yo» el que «comprendí», pero todavía es «mi cara» la que «se apartó». A partir de ahí la voz autobiográfica es la de un axolotl. La conciencia se acomoda a su nueva identidad con algo de delay, como la memoria del coronel Tabares a la nueva muerte de Pedro Damián (del cuento de Borges “La otra muerte”):
Modificar el pasado no es modificar un solo hecho; es anular sus consecuencias, que tienden a ser infinitas. Dicho sea con otras palabras; es crear dos historias universales. En la primera (digamos), Pedro Damián murió en Entre Ríos, en 1946; en la segunda, en Masoller, en 1904. Ésta es la que vivimos ahora, pero la supresión de aquélla no fue inmediata y produjo las incoherencias que he referido. En el coronel Dionisio Tabares se cumplieron las diversas etapas: al principio recordó que Damián obró como un cobarde; luego, lo olvidó totalmente; luego, recordó su impetuosa muerte.

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