-->

domingo, 4 de abril de 2021

El verbo SER 004 (1.1.0)



Decidí eliminar un bloque de acotación extenso que había puesto en la “Introducción” del ensayo, entre el penúltimo y el último párrafo (donde agregué con un paréntesis el devenir del políptico, de tríptico a tetráptico):



[...] En lugar de preguntarnos cómo son las escenas en las que participan ser y estar, probemos preguntarnos qué son y cómo opera cada verbo para crear la suya.
    O mejor: preguntémonos qué acción hacemos al decir tal o cual cosa y con qué herramientas podemos hacerla; qué usamos, cómo y con qué efectos.
   Por ejemplo, un verbo en Modo Indicativo suele usarse para comunicar lo que sabemos o lo que no sabemos pero creemos (y lo que fingimos saber o creer, como en las ficciones). “Vamos bien” comunica que sabemos o creemos que mal no andamos. Pero la misma forma en ♫“Vamos al bosque, nena”♫ no comunica un saber o una creencia: invita o propone, que son acciones más comúnmente realizadas usando verbos en Modo Imperativo (“Vayamos al bosque, nena”) o Subjuntivo (“Te propongo que vayamos al bosque, nena”).*

Que la forma vayamos sea subjuntiva o imperativa depende de cómo se la use: si se la usa subordinada (“Te propongo que...”), la forma es subjuntiva; si no, imperativa.

   Otro caso, entre muchos. Cuando te dicen “¿Tenés hora/fuego/un minuto?”, sabés que no te están haciendo una pregunta, sino un pedido; sabés que no te están pidiendo información, sino la hora, fuego y un momento de atención (el inglés to ask no diferencia estos dos tipos de pedido). La peor respuesta es un “Sí” o un “No” y la mejor es dar lo que te piden o excusarte por no poder (“No uso reloj ni tengo celular”, “No fumo”, “Estoy apurado”).
   ¿Por qué estos pedidos y aquella invitación se pueden hacer usando formas del Modo Indicativo? Porque lo que Wittgenstein decía sobre «el significado de una palabra...» vale también para el de una flexión verbal: «...es su uso en el lenguaje» (Investigaciones I, 43). No es que una forma indicativa (o subjuntiva o imperativa) hace algo, como una fórmula mágica cuando la pronuncia alguien (no importa si brujo, aprendiz o lego, ni si fue intencional o accidental). Lo que más bien sucede es que hacemos algo usando una forma verbal (o, más genéricamente, una pieza de nuestro «juego de lenguaje», consistente y convencional a la vez).
   Interpretamos como reglas y excepciones (o regularidades e irregularidades) lo que en rigor son frecuencias de uso, algunas mayores que otras; no hay leyes, hay hábitos. La gramática obedece a la pragmática, no al revés; por eso hay más de un uso y varían. Si fuera al revés, habría un único e inmutable uso por expresión, como pasa con la fórmula mágica, que libera siempre los mismos poderes (usalos o dejalos).
   El encuentro de ser y estar, que veremos en el tercer ensayo del políptico (ex tríptico, actual tetráptico), ...

No hay comentarios: