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martes, 7 de junio de 2022

Teléfono no roto 024 (7.1.0)



7/6/22. En la sección 10, eliminé el paréntesis con que terminaba este párrafo:


...lo que vemos y ve el relator es un paseo comercial de hoy; lo pintado es un pueblo de ayer. Y sólo nuestros ojos ven ambas identidades y ambas ubicaciones (no por estar en la tela deja de estar en la vereda de enfrente).



Cambios de planteo al comienzo de la sección 11. Antes decía esto:



   Esa coincidencia entre la imagen del lienzo y la de la calle, ¿demuestra que la descripción que las conecta fue perfecta? Lo dudo. Con otra descripción, ¿el pintor habría hecho necesariamente otro cuadro, que ya no sería idéntico al paisaje que vemos? No necesariamente, aunque hubiera sido lo más probable. ¿Otro pintor podría hacer el mismo cuadro a partir de esa descripción? Podría, aunque no sería lo más probable.
   Imaginemos que el relator relata en simultáneo a 72 pintores lo que él ve desde la cabina...


Ahora dice esto:



   Esa coincidencia entre la imagen del lienzo y la de la calle, ¿demuestra que la descripción que las conecta fue perfecta? No necesariamente, sin ánimo de restarle méritos al relator. Si fuera así, cualquier otro pintor igual de idóneo tendría que hacer el mismo cuadro escuchando esa descripción. Y eso no lo podemos garantizar; ni siquiera es lo más probable.
   Podría agregarse que no sería imposible que el pintor hiciera ese mismo cuadro con otra descripción, o porque la diferencia es poca o porque es significativa pero la cancela un malentendido feliz o incluso una interpretación alternativa legítima.
   Pero no está en discusión si todo cuadro coincidente con el paisaje real resulta de esa descripción y de ninguna otra, sino si esa descripción es tan eficaz que sería plasmada igual por cualquier otro pintor tan bueno como ese. Es decir, con el agregado se estaría cometiendo una falacia gansa.
   Afirmar que toda carta que tenga una D tendrá del otro lado un 5 no es lo mismo que afirmar que detrás de todo 5 hay una D, así como no es lo mismo «me gusta lo que tengo» que «tengo lo que me gusta» (le dijo la Liebre de Marzo a Alicia en una merienda de locos).
   Imaginemos que el relator relata en simultáneo a 72 pintores igual de buenos lo que él ve desde la cabina...



El comienzo de la sección 12 perdió dos o tres párrafos y el ejemplo fallido de una precuela que le cambiaba el sentido a la impaciencia de la fila. Y también modifiqué la resignificación que ocurre en el sentido inverso a la del recorte con omisiones, y agregué otra versión editada del dibujo (la 3ª viñeta pasa a ser la 1ª):



   Con una precuela podemos lograr una resignificación de similar impacto al de ese recorte con omisiones. La que imagino da un pre plot twist que visto de lejos cierra mejor que de cerca, pero juguemos:
   Hay un concurso de dictados. Cada participante tiene 10 minutos. El que vemos está hace 30 y los que esperan su turno se impacientan.
   De cerca no cierra porque está difícil justificar lo casual de sus vestimentas y accesorios (maletín, cartera, diario), que los hace más normales, cotidianos y circunstanciales que concursantes. En todo caso, el ejemplo fallido deja planteada la posibilidad de una precuela que cambie el sentido de esa impaciencia.
   Un recorte con omisiones resignifica como aldea un paseo de compras. Si la revelación fuera al revés, la resignificación inversa podría ser igual de potente. Imaginá qué sentirías si primero vieras la pintura y después te enteraras que esa aldea antigua en realidad es un moderno paseo comercial retro que el relator dicta por teléfono. Sería como si la tercera viñeta pasase a ser la primera:



   Una secuencia así sigue una película de 2004 dirigida por M. Night Shyamalan, The Village, donde la revelación –SPOILER ALERT– nos lleva de la aldea decimonónica a la urbe moderna.
   En la historieta el original de Quino, lo resignificado con la revelación del otro lado de la línea telefónica –tercera viñeta– es algo que en la segunda viñeta pudo haber sido registrado como un fondo ajeno a la llamada "llamadita" o...

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