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lunes, 6 de agosto de 2012

El canto de las sirenas 002 (0.1.1)


Reformas hechas en el párrafo que agregué en la modificación anterior. Hasta ahora, decía esto:
La gigantografía de Araceli impone a los ojos del automovilista una atracción fatal similar a la que el canto de las sirenas impone al oído de los navegantes. Esta diferencia de medios y sensores no hace pasar desapercibida la similitud de situaciones: ambos se desvían hacia una muerte segura en un viaje extático o erótico.

Ahora dice esto:
La gigantografía de Araceli impone a los ojos del automovilista una atracción fatal similar a la que el canto de las sirenas impone al oído de los navegantes. Contra la diferencia de medios y sensores se recorta la similitud de situaciones (arrobados que se desvían hacia una muerte segura) y la equivalencia funcional entre esa imagen y ese sonido arrobadores (ambos culturales, ambos artificios, ambos ardides para lograr un desvío).

Lo más probable que este comienzo siga cambiando, y tal vez se convierta en el apartado 1, junto con los párrafos que se agreguen para comparar más las dos situaciones.

Otro agregado menor que hice está al comienzo del paréntesis con que se cierra el antepenúltimo párrafo del apartado 5. Antes decía:
(Uno de esos regresados es Orfeo, cuyo canto superior determinó que las sirenas...

Ahora dice:
(«¡Oh desdichados, que viviendo aún, bajasteis a la morada de Hades, y habréis muerto dos veces cuando los demás hombres mueren una sola», les dice Circe a Ulises y los suyos. Otro de esos regresados fue Orfeo...

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