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miércoles, 7 de agosto de 2013

Naturalezas 005 (3.1.0)


Entre el mediodía y la primera tarde, antes de ir al trabajo, y la noche, al volver, hice varios cambios en el ensayo, entre agregados, supresiones y rediseño de las secciones. Empiezo por esto último. La sección 1 fue la única que no cambió de número. La que era la 2 ahora es la 1.1; la que era la 2.1 ahora es la 1.2. Creé una nueva sección interna, la 1.2.1 (durante la tarde fue la 2.1.1), desde "En otras estrategias, con mayor fuerza de imposición,...". En esa nueva sección agregué, en bloque oculto indicado con el asterisco correspondiente, los artículos pétreos de la Constitución de Honduras. A continuación de "...que prohíben su reforma", con un punto seguido, estaba esto:
Una producción cultural, una obra de la inteligencia, la voluntad y el deseo, no puede dejar de sonar absurda o arbitraria cuando pretende emular la irreversibilidad que se le atribuye a la naturaleza (y que, en rigor, sólo es estrictamente indiscutible para el atributo de ser mortal; los otros, manipulando los plazos, pueden ser negociables).
Ahora, luego de un punto y aparte, hay dos párrafos, los últimos de la sección, con la frase anterior reformulada y reducida:
La Física –supongo– impide que uno pueda con sus pulmones y sus manos inflar y cerrar desde adentro un globo, por mucho que lo desee y se lo proponga. Lo que sufre una imposibilidad análoga es la pretensión de fundar lógicamente un cierre desde adentro de la Constitución, pero no la de hacer cumplir la expresión de deseo que ese sello endógeno manifiesta.
Más general aún, la fundamentación de una fuerza de voluntad (en una lógica –un Debe ser así–, en una naturaleza –un Es así–, en un derecho consuetudinario –un Siempre fue así–, en una conveniencia –un Es mejor que sea así–, etc.) siempre es un recurso persuasivo más. Nunca la razón que invoca una fuerza para imponerse puede serle inseparable: nunca forma naturalmente parte de ella. Una ley que regule interacciones humanas no puede dejar de sonar absurda o arbitraria cuando pretende emular la irreversibilidad que se le atribuye a la naturaleza.
La sección 2.2 pasó a ser la 1.3 (sólo le agregué "ejemplar" a "esplendor"). La 2.3 ahora es 1.4. La 3 ahora es 2 y 2.1 (la nueva división interna va desde "En general, se engaña ventajeramente" hasta "...muere por su culpa también él"; estos dos párrafos antes tenían el mismo formato que el anterior, el que termina con "...que diciendo la verdad no obtendríamos"). Lo que era 3.1 ahora es 2.2. Las secciones 4, 4.1, 5 y 5.1 ahora son 3, 3.1, 4 y 4.1, respectivamente. La última frase de la actual sección 4 antes decía esto:
En “La Biblioteca de Babel” existen «las Vindicaciones: libros... que para siempre vindicaban los actos de cada hombre del universo», aunque «la posibilidad de que un hombre encuentre la suya, o alguna pérfida variación de la suya, es computable en cero».
La cambié levemente y le agregué un asterisco y un bloque de texto oculto, que a su vez termina con otro asterisco y otro texto oculto:
En “La Biblioteca de Babel” «existen» –el narrador dice haber visto dos– «las Vindicaciones: libros... que para siempre vindicaban los actos de cada hombre del universo», aunque «la posibilidad de que un hombre encuentre la suya, o alguna pérfida variación de la suya, es computable en cero».*
En rigor, también la probabilidad del hallazgo de una Vindicación ajena –para no hablar de dos– debería computarse en cero, si recordamos que «por una línea razonable o una recta noticia hay leguas de insensatas cacofonías, de fárragos verbales y de incoherencias». Sin ir más lejos, el libro con «nociones de análisis combinatorio» que provoca la «extravagante felicidad» de saber o sentir que «el universo estaba justificado», encontrado 500 años atrás, era «un libro tan confuso como los otros, pero que tenía casi dos hojas de líneas homogéneas» escritas en «un dialecto samoyedo-lituano del guaraní, con inflexiones de árabe clásico». Y el propio favorecido por la casualidad de esas dos lecturas vindicativas nos dice que «el mejor volumen de los muchos hexágonos que administro se titula Trueno peinado, y otro El calambre de yeso y otro Axaxaxas mlö».*
El último título parece más raro de lo que es: es el final de hlör u fang axaxaxas mlö, que en un idioma del hemisferio austral de Tlön significa Surgió la luna sobre el río. Cada cual con sus propios efectos de totalización, Tlön es a los hechos y las cosas que hacen el mundo («El mundo será Tlön») lo que la Biblioteca total es a los sentidos que lo justifican («No había problema personal o mundial cuya elocuente solución no existiera: en algún hexágono»).

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