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sábado, 16 de octubre de 2010

Cortina de baño 003 (0.1.2)


Hice cambios menores, tanto de agregados como de supresiones.
Al final del penúltimo párrafo de la sección 3, agregué una oración con una referencia al diseño lateral de la cortina (con foto incluida), que discurre con la periodicidad mínima del 1-2-3, 1-2-3, 1-2-3,... que había ejemplificado sólo con empanadas:

...lo suyo es la resignación ante una desigualdad estable y media (o casi: ni 1 ni 4 de distancia, 2). Nuestra cortina conoce este diseño en los laterales y la base que enmarcan el centro floral del epígrafe, que pertenece al segundo caso.


En el final del penúltimo párrafo y en el último párrafo de la sección 2 hice algunas supresiones y agregados. Hasta ahora decía esto:

A lo sumo se sigue que ese criterio no puede ser ninguno basado en preferencias y razones. (Por ejemplo, los burros de Quino salen de la paridad de fuerzas por un acto arbitrario de violencia oportunista de uno de ellos.)
Fuera de esa restricción, nada le impide a X actuar cuando debe optar, ya sea en la tarea cardinal de hacer combos de gustos con algún sacrificio (un sacrificio de 2 sabores, cuando pide 1, 4, 7, 10, ...n+3... empanadas; o un sacrificio de 1 sabor, cuando pide 2, 5, 8, 11, ...n+3... empanadas), o ya sea en la tarea ordinal de decidir en qué orden comer los tres sabores en los pedidos sin sacrificios (los de 3, 6, 9, 12, ...n+3... empanadas). El no poder actuar con fundamento, según un principio de razón suficiente, ejerciendo alguna preferencia, sólo hace que sea perfectamente contingente y arbitraria la acción a ejecutar o ejecutada, no que sea imposible.


Ahora dice esto:

(...) A lo sumo se sigue que ese criterio no puede ser ninguno basado en preferencias y razones, lo cual puede privar de necesidad (y sentido) al acto de decidir, pero no de posibilidad. (Por ejemplo, los burros de Quino salen de la paridad de fuerzas por un acto arbitrario de violencia oportunista de uno de ellos.)
Fuera de esa restricción, entonces, nada le impide a X actuar, siquiera arbitrariamente, cuando debe optar, ya sea en la tarea cardinal de hacer combos de gustos con algún sacrificio (un sacrificio de 2 sabores, cuando pide 1, 4, 7, 10, ...n+3... empanadas; o un sacrificio de 1 sabor, cuando pide 2, 5, 8, 11, ...n+3... empanadas), o ya sea en la tarea ordinal de decidir en qué orden comer los tres sabores en los pedidos sin sacrificios (los de 3, 6, 9, 12, ...n+3... empanadas). De la cuestión cardinal nos hemos ocupado hasta acá; desde acá nos ocuparemos de la cuestión ordinal de armar secuencias de empanadas o flores. Veremos que, después de todo, la arbitrariedad obligada de esos armados puede limitarse a la primera tanda.

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