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lunes, 19 de marzo de 2012

Ante las interpretaciones 007 (2.2.0)


Ayer eliminé texto del comienzo de la Parte II y lo que era su sección 2 quedó incluida en la 1 (luego, la sección 3 pasó a ser la 2, la 4 pasó a 3, etc.).
Antes decía:
1.

Al relato “Ante la ley” no le faltan lecturas alegóricas ni desciframientos suspicaces de quienes sí creen que ahí hay algún misterio o enigma para resolver. Pero tampoco le faltan lectores que, en lugar de atribuirle a ese breve y denso universo de datos un significado trascendental o alguna pieza que consideran faltante o escondida, buscan distinguir las figuras que forman las redes de implicaciones, afinidades y diferencias que se arman ahí, según las intentan demostrar con sus análisis. (Es como un drawing by numbers, pero poniéndoles uno mismo los números de cada secuencia a los datos seleccionados, como hacen con las estrellas los que dibujan constelaciones en el cielo.)
Sin ir más lejos, el sacerdote que en El proceso cuenta la historia y después la comenta podría ser uno de estos lectores: tanto en sus observaciones como en la exposición de las de otros glosadores, lo que importa es siempre qué se puede implicar o deducir (qué tan lejos se puede llegar infiriendo) a partir de lo que se dice y de lo que no se dice en el relato.

Desde ayer dice:
Al relato “Ante la ley” no le faltan lecturas alegóricas ni desciframientos suspicaces de quienes sí creen que ahí hay algún misterio o enigma para resolver. No es ese el caso del sacerdote: tanto en sus observaciones como en la exposición de las de otros glosadores, lo que importa es siempre qué se puede implicar o deducir (qué tan lejos se puede llegar infiriendo) a partir de lo que se dice y de lo que no se dice en el relato.
Todo ese celo de fundamentación,

Y recién hice otros cambios, entre menores y medios, todos en la Parte II.
1) El penúltimo párrafo de la ahora sección 4 terminaba con un “...imposible salirse de ese puede”. Le agregué a continuación esto:
...imposible salirse de ese puede. Que una lectura “cierre” es condición necesaria pero no suficiente para darla por buena; cualquier discurso paranoico también cierra.

2) El párrafo siguiente, el último del apartado 4, terminaba con un “...como si eso se dijera en el cuento o se pudiera inferir de su silencio”. Ahora termina así:
...como si eso se dijera en el cuento o se pudiera inferir de su inexistencia (que sólo puede ser relevante si frustra la expectativa de que haya algo en lugar de esa nada, en la que entonces vemos un algo sospechosa o significativamente silenciado y nos ponemos a interpretar qué o por qué).

3) El segundo párrafo de la sección 5 terminaba así:
¿Por qué no puedo entrar (si la ley debe ser accesible a todos y si, encima, esta puerta me está destinada a mí solo)? Nada se dice al respecto. Eso no nos impide hablar del asunto, sino hacerlo con la ilusión o la pretensión de estar rellenando presuntos huecos de saber, de andar resolviendo misterios y enigmas.

Cambié la última oración:
Eso nos impide hablar del asunto con la ilusión o la pretensión de estar rellenando presuntos huecos de saber, de andar resolviendo misterios y enigmas. Pero no si lo hacemos sin esa ilusión o pretensión, sino aceptando ese vacío de saber como un dato más del relato.


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