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domingo, 29 de julio de 2012

Cuentas regresivas 006 (2.0.0)


Cambios mayores en el ensayo. Moví el epígrafe del video de los diez indiecitos de la sección 1 a la 1.1, y debajo le agregué el video de "Whisky de Dios" como segundo epígrafe. Antes la sección 1.1, sin epígrafes, decía esto a partir de su segundo párrafo:
Es famoso el entrenamiento simbólico de aquel niño freudiano que hace un simulacro de abandono y retorno maternos con un trompo. De un modo análogo, tal vez con las ficciones de cuentas regresivas –y más si son restas sucesivas– nos entrenamos para metabolizar mejor un apagamiento inexorable (desde ya, antes puede ocurrir el imponderable de un apagón repentino; el que no perece en el camino –el que no muere antes de lo esperado, que es morir antes de agotar su potencial– termina atestiguando y experimentando que el camino tiene un final no prematuro).*

O tal vez ni siquiera atestiguando ni experimentando, si se define que toda muerte que llega antes de haber perdido uno la lucidez es prematura. En la que no lo es porque llega después, al sobreviviente no lo sobrevivió su capacidad de recordar quién es y reconocer a los otros y sus vínculos con cada uno, o le quedó muy disminuida, por lo que mal puede andar atestiguando o incluso registrando la experiencia (que entonces deja de ser tal).
Un final así lo imagino como un morirse dormido, en el mejor de los casos; en el peor, como un estar ido pero todavía sintiendo (o un sentir algo pero sin verle un sentido) o ya casi sin sentir, como sería Leonard Shelby, protagonista de Memento, si su percepción se viera tan menguada como su memoria: embotado y nebuloso, moviéndose a tientas y olvidando de dónde viene y qué iba a hacer –un anti Funes.


Ahora dice esto:
Es famoso el entrenamiento simbólico de aquel niño freudiano que hace un simulacro de abandono y retorno maternos con un trompo. De un modo análogo, tal vez con las ficciones de cuentas regresivas –y más si son restas sucesivas– nos entrenamos para metabolizar mejor un apagamiento inexorable.
Desde ya, antes puede ocurrir el imponderable de un apagón repentino, que no tiene cuenta regresiva o donde la cuenta regresiva es una imaginación retrospectiva, como la que canta Zambayonny en “Whisky de Dios”. Como siempre es posible que la muerte sea una inminencia desconocida, como todo momento puede ser su víspera, como no hay instante que no sea frágil, «quién sabe si la cuenta regresiva empezó al gatillarte en esa foto cualquiera» o «cuando elegiste un pantalón de la vidriera» o «con aquel beso descuidado en la vereda», porque «no se sabe cuándo te están sacando la foto con la que mañana van a buscarte» ni «cuándo te estás comprando la ropa con la que mañana van a velarte» ni «cuándo estás saludando al pasar a alguien que ya nunca verás en tu vida». Dos series de incertidumbres en paralelo muestran tres rutinas de identidad truncadas: el último registro de una persona; la última actualización de sus signos sociales más ostensibles; su última interacción sociable.
El que no perece en el camino –el que no muere antes de lo esperado, que es morir antes de agotar su potencial– termina atestiguando y experimentando que el camino tiene un final no prematuro.*

O tal vez ni siquiera atestiguando ni experimentando, si se define que toda muerte que llega antes de haber perdido uno la lucidez es prematura. En la que no lo es porque llega después, al sobreviviente no lo sobrevivió su capacidad de recordar quién es y reconocer a los otros y sus vínculos con cada uno, o le quedó muy disminuida, por lo que mal puede andar atestiguando o incluso registrando la experiencia (que entonces deja de ser tal).
Un final así lo imagino como un morirse dormido, en el mejor de los casos; en el peor, como un estar ido pero todavía sintiendo (o un sentir algo pero sin verle un sentido) o ya casi sin sentir, como sería Leonard Shelby, protagonista de Memento, si su percepción se viera tan menguada como su memoria: embotado y nebuloso, moviéndose a tientas y olvidando de dónde viene y qué iba a hacer –un anti Funes.
Para este tipo de finales puede que sirvan de entrenamiento simbólico las ficciones con cuentas regresivas actuales (o sea, que no necesitan que las revele el diario del lunes).

El canto de las sirenas 001 (0.1.0)


Acabo de cambiarle el principio al ensayo, con el agregado del epígrafe de Zambayonny y el que ahora es el primer párrafo:
1.



“El último peaje”, Zambayonny (Rosario, 26/05/2012)


La gigantografía de Araceli impone a los ojos del automovilista una atracción fatal similar a la que el canto de las sirenas impone al oído de los navegantes. Esta diferencia de medios y sensores no hace pasar desapercibida la similitud de situaciones: ambos se desvían hacia una muerte segura en un viaje extático o erótico. Lo que sigue trata sobre el relato de Ulises y las sirenas, que se cuenta en el Canto XII de la Odisea.

El poder de influir en el otro...


Antes empezaba así:
Uno de los mitos más sensibles al oído es el de Ulises y las sirenas, que se cuenta en el Canto XII de la Odisea. El poder de influir en el otro...

viernes, 20 de julio de 2012

Como comodines 006 (0.2.0)


Acabo de agregarle el asterisco al epígrafe de la sección 2 del ensayo.

jueves, 19 de julio de 2012

Biblioteca 003 (1.0.0)


Acabo de agregar a Biblioteca los libros 6 (Duelos), 7 (Creer y hacer creer), 8 (Reconocimientos e identificaciones) y 9 (Actoradas).

El 13 de julio le estuve haciendo algunos cambios (agregados, quitas y reordenamientos) al Libro 1, El juego del sentido. Así era antes.

El Libro 5, El trance de partir, lo agregué poco después de subir “Cuentas regresivas”.

Simultáneas “Leonard Shelby” 001 (0.1.0)


El 3 de julio le agregué su actual comienzo a la sección 6 del ensayo (la última frase no es un agregado, sino una adaptación):
Notemos que Leonard Shelby accede mediante una inferencia a un saber al que no puede acceder mediante la memoria: también eso ya se lo había dicho antes a Burt, según deduce de la expresión de su cara. Esa lectura facial es otra vía alternativa hacia los “hechos” olvidados, que se agrega a las de las notas, las fotos y los tatuajes. Nada de esto necesitaría nuestro ajedrecista, que bien podría ser un nomeacuerdeño...


miércoles, 18 de julio de 2012

Nuevo tema


Acabo de agregar un nuevo tema, "Sobre patrones y diseños", y de recorrer la lista de ensayos para aplicárselo a 31. Todavía no me convence mucho (como el resto de la lista de temas, en general), por la intersección que puede haber con "Sobre números y conjuntos".

Ante las interpretaciones 015 (4.1.0)


Agregué el que ahora es el segundo párrafo de la sección 1 de la Parte II del ensayo:
Se trata de «abarcar todas las derivaciones de la historia», juego para el cual Josef K, hacia el final del debate, ya «estaba demasiado cansado», además de que «lo llevaba a razonamientos inusuales, cosas irreales, más apropiadas para que las discutiera la comunidad de funcionarios judiciales que para él. La simple historia había perdido su forma; quería deshacerse de ella...».


viernes, 6 de julio de 2012

El reconocimiento 002 (1.0.1)


Acabo de restituirle al ensayo parte del final que le había quitado en la modificación anterior a la sección II:
Resumo y redundo. Un clásico de las percepciones en inminencia de muerte es el relato de haber visto pasar la propia vida a gran velocidad pero con nitidez. A una velocidad mayor, que resulta oportunamente imperceptible, X recorre la última década de las caras de M, que no conoció, en el breve acto de reconocerla (una demora de segundos deja de abultar en la perspectiva del inmenso intervalo abarcado).

Entusiasmos III 001 (0.0.1)


En el mismo libretón donde estaba el dibujo de Panda (y más boceto que dibujo) encontré otro dibujo de ese primer viaje al Sur: lo que veía cuando me sentaba a escribir en la orilla del lago Huechulafquen (debo tener alguna foto también). Lo agregué como meta del link "lago Huechulafquen", sección 1 del ensayo.
Sobre el final, agregué el paréntesis "(o en razón de)".