Ayer, 21/9/23, además de algunos retoques, eliminaciones y sustituciones, agregué 3 párrafos en el final del ensayo y reubiqué otros 3.
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La lógica de los androides está lejos de la proporción más funcional de rigidez y flexibilidad, como la que debe tener la aleación de
No soy quién para criticar la puntería que tuvo con Norman el detector de otredades McCoy, a pesar de que apuntó guiado por argumentos que “tienen muy graves defectos de orden lógico”. Puede parecer que también hizo un Homero, pero McCoy respondería que “para evaluar a un hombre no basta la lógica”: hace falta también la impresión, la intuición, la simpatía, la sensación o como gustes llamar al otro ingrediente –el no racional– de la aleación humana, del que carecen los no humanos androides y vulcanianos, a diferencia de los no humanos animales.
Sin querer (pero dándose cuenta al terminar), McCoy describe la sociabilidad de Spock describiendo la del sospechoso Norman. Más adelante, a los 14'01'', el emperador Mudd los igualará por la manera de hablar: “Spock, será feliz; aquí todos hablan a su estilo”. Y como ya vimos, en el contrapunto cercano al final del episodio, a los 44'15'', McCoy igualará explícitamente
La completitud lógico-pragmática implica la ausencia de emoción; el 100% de una es el 0% de la otra: “de esa emoción humana no tengo el más mínimo conocimiento”, le responde Spock cuando McCoy lo supone triste por tener que dejar el planeta de los seres lógicos, ya que en el Enterprise “volverá a verse en medio de los ilógicos seres humanos”.
Otro ingrediente de la aleación humana presente en no humanos animales y ausente en no humanos artificiales es la sensibilidad sexual. A Spock se lo caracteriza también con esta otra ausencia, que si no es subsidiaria es complementaria de la de emoción. Recordemos el diálogo entre él y Mudd después de la presentación de las 500 Alicias:
Spock --Quinientas del mismo modelo. Me parece bastante extraño.A mis 15 ya estaba preparado para apreciar la predilección de Mudd. Algo así no pudo haberle pasado a sus 15 a Spock ni a ninguno de los 207.807 androides. No les queda espacio en su identidad para esa apreciación. En una identidad, 100% puede haber de una sola cosa (de razón o logicidad, en los casos vulcanianos y artificiales); 0% puede haber de más de una, como en estos casos un 0% de emoción y un 0% de sensibilidad sexual (decirle sexoafectiva la humanizaría más, o sea, la separaría más de lo animal, un reino que con sexual está más cómodo).
Mudd -Tengo especial predilección por este modelo en particular, señor Spock, que usted... por desgracia, no está preparado para apreciar.
Cuando Norman da el fundamento para no permitirles a los humanos viajar por la galaxia y para imponerles su ayuda (“Su especie es autodestructiva, y por eso necesita nuestra ayuda”), Kirk le contesta: “Fallamos por ser humanos; es posible que esa palabra nos defina mejor”. No me queda claro cuál es “esa palabra”. Si es “humano”, es tautológico; si es “fallamos”, no: sería una variante de Errar es humano (parece la premisa mayor de un silogismo que tiene por conclusión Tusam es humano).
Pero tal vez lo que nos defina mejor no sea fallar, sino lo que usamos al fallar, que incluye sensibilidades emocionales y sexuales que son imitables pero inexperimentables para los androides imaginados en 1967 y para las IA del 2023. No cualquier forma de fallar es humana; fallar no humanamente te delata más que no sangrar o no poder doblar el meñique.
Siguiendo al filósofo de La Colifata, si lo lógico –que incluye lo racional y lo razonante– tiene su porcentaje y lo razonable tiene el suyo porque son ingredientes distintos de la aleación, con 100% del primero, que es la lógica del sentido, sólo puede haber 0% del segundo, que es el sentido común, cuya (ausencia por) pérdida es para Garcés la locura.
Los androides nunca tuvieron el sentido común que los locos perdieron. Es una carencia de origen que siempre procuran que no se note, aunque no siempre lo logren. No siempre lo racional y lo razonante, incluso al 100%, pueden disimular la falta de lo razonable, o sea, la locura, la insensatez o la estupidez. Las tres son malos desempeños en la interacción con el mundo, jugadas ruinosas en el juego social.
En la primera escena del episodio, McCoy justifica su primera impresión sobre Norman, que está a bordo hace sólo 72 horas, por lo que considera tres anomalías sociales, tres exclusiones (sonrisa, temas personales, pasado) que le caben también a Spock: “Algo malo debe haber en un hombre que jamás sonríe, que conversa exclusivamente sobre temas del trabajo y que no habla sobre su pasado”.
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