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miércoles, 12 de abril de 2023

El gran ilusionista (ChatGPT, Borges y 3 más) 031 (11.4.0)




Ayer, 11-4-23, agregué el nuevo punto B) de las consecuencias de que en la Biblioteca de Babel se hayan barajado letras, no palabras: no serviría como dataset de entrenamiento de ChatGPT, porque la mayoría de los datos no sería lenguaje, sino cacofonía. Incluye un nuevo chat, donde la IA me responde al respecto. Copio la zona donde hice los agregados:




2.

   Los tlönenses combinan palabras o bloques de palabras, al igual que la IA (un enunciado bajtiniano puede realizarse en cualquiera de esos dos formatos). El resultado puede dar «hlör u fang axaxaxas mlö» (Surgió la luna sobre el río) o “Por”; ordenadas o desordenadas, siempre hay palabras (patrones de letras). En cambio, la Biblioteca de Babel no combina palabras, sino 22 letras, la coma, el punto y el espacio. Gracias a que estas son sus unidades de combinación, «por una línea razonable o una recta noticia hay leguas
       de insensatas cacofonías [como dhcmrlchtdj],
       de fárragos verbales [como un incesante MCV o el título Axaxaxas mlö, que «en la conjetural Ursprache de Tlön» significa algo]
       y de incoherencias [como los títulos Trueno peinado y El calambre de yeso]».
   Gracias a que estas son las consecuencias de que esas sean las unidades de combinación,
       A) es improbabilísimo el hallazgo –no la existencia– de un libro que repite MCV de punta a punta, o de otro titulado Trueno peinado, y ni hablar de las «casi dos hojas de líneas homogéneas» o, peor, de las dos Vindicaciones («que se refieren a personas del porvenir») que el narrador dice haber visto; pero artísticamente funciona: el cuento habría quedado irreconocible si Borges hubiera sido realista con lo que implican 251.312.000 libros hechos de unidades combinadas de un modo único y con total indiferencia a formar palabras y frases en cualquier idioma;
       B) no sería una buena idea convertir la Biblioteca de Babel en el dataset de entrenamiento de ChatGPT, porque lo que menos contiene son palabras en algún idioma; consultada la propia IA (asistida por una extensión, WebChatGPT, que le permite hacer búsquedas en Internet), contesta que además de cantidad importa la calidad (de los textos dados):


       B) C) el sentido es una ilusión en la Biblioteca de Babel, como dice Pablo («tal vez los libros sean los objetos más insignificantes, los menos existentes de ese mundo») y como saben en aquella «región cerril cuyos bibliotecarios repudian la supersticiosa y vana costumbre de buscar sentido en los libros y la equiparan a la de buscarlo en los sueños o en las líneas caóticas de la mano…»; es otra pareidolia intelectiva, sin manchas de humedad o nubes, sólo con secuencias de signos barajados aleatoriamente,
      una ínfima parte de las cuales forman palabras,
        una ínfima parte de las cuales forman frases,
          una ínfima parte de las cuales son coherentes,
            una ínfima parte de las cuales son relevantes,
              una ínfima parte de las cuales son verdades.
   Signos barajados tan aleatoriamente que un cubilete escupiendo discos de metal podría, con tiempo, remedar «el divino desorden» y repetir la Biblioteca, lo mismo que “mil monos con mil máquinas de escribir”. Pierre Menard no tiene tanto tiempo; en lugar del método aleatorio, que no le conviene, decide jugarse por la versión que estima más probable (o sea, menos o nada sacrificable y aniquilable; es la versión que se salvará de la «alegre fogata» que se encarga de las otras).
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