Ayer, 17/4/23, reformulé el 4º párrafo de la sección 2 del Prólogo y agregué un paréntesis (el cerebro como detector de probabilidades altas, citado del episodio "El lenguaje" de la serie El cerebro y yo) en el final del último párrafo de la sección 3 y del Prólogo. Transcribo las dos zonas con cambios:
Comparado con el sistema nervioso de nuestro ancestro el gusano platelminto, que le permite tener una idea de lo que se le acerca cuando se mueve hacia algún lado, nuestro sistema nervioso hace eso y más. Por ejemplo, Por ejemplo,
ChatGPT es un ilusionista imitando a otro ilusionista. Más precisamente, es como un mago que replica algunos
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Hay una vía no humana al lenguaje humano, o más bien a una réplica convincente y funcional: «aunque mi proceso de generación de respuestas es diferente del razonamiento humano, ha demostrado ser efectivo». Hablemos de esa diferencia.
Ya sea que se vaya haciendo camino al andar («ensartando palabras») o que se tenga un fin y un recorrido previstos («rellenando un todo con palabras necesarias»), las unidades se agregan de a una. La pregunta es cómo. Por ejemplo, pueden ser agregadas
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no aleatoriamente (como voy seleccionando estas palabras, seguramente precedidas por la totalidad del enunciado; o porque estoy pegando recortes y decidiendo en qué orden),
o aleatoriamente,
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estilo «divinidad que delira» (interpretación antropomórfica de los resultados de «variaciones con repetición ilimitada» de 25 signos en “La Biblioteca de Babel”),
estilo tirada de dados (como quería «una secta blasfema», que «sugirió [...] que todos los hombres barajaran letras y símbolos hasta construir, mediante un improbable don del azar, esos libros canónicos» que no podían encontrar revisando anaqueles),
o estilo loro estocástico pero estadístico y probabilístico, como el de ChatGPT: cada vez, la respuesta entera o la palabra siguiente salen de un concurso de
Diálogo
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