-->

domingo, 2 de abril de 2023

El gran ilusionista (ChatGPT, Borges y 3 más) 028 (11.2.1)



Ayer, 1/4/23, hice cambios menores, el mayor de los cuales creo que es el de explicitar el carácter voluntario de Cervantes al escribir versus el azar de la combinatoria de la Biblioteca; transcribo sólo las zonas de cambios:



[...]
   Tan aleatoriamente que un cubilete escupiendo discos de metal podría, con tiempo, remedar «el divino desorden» y repetir la Biblioteca, lo mismo que “mil monos con mil máquinas de escribir”. Pierre Menard no tiene tanto tiempo; no le conviene el método aleatorio. En lugar de dejar que decida una moneda, Menard decide jugarse en lugar del método aleatorio, Menard que no le conviene, decide jugarse por la versión que estima más probable (o sea, menos o nada sacrificable y aniquilable; es la versión que se salvará de la «alegre fogata» que espera a se encarga de las otras).
   Si tirás una moneda al aire, cada lado tiene, en teoría, la misma probabilidad de salir (0,5 o 50%); si la tirás reiteradamente, a la larga más o menos la mitad de las veces caerá cara. Aleatoriedad pura, ponele. En cambio, el modo de generar lenguaje de ChatGPT es una mezcla de aleatoriedad y apuesta probabilística:
«...seleccionaré una respuesta aleatoriamente de un conjunto de posibles respuestas, donde la probabilidad de elegir cada respuesta está determinada por una distribución de probabilidad predefinida».
   Menard, por su parte, es pura apuesta probabilística. Vamos con él.

3.

   Por hipótesis, en la Biblioteca de Babel está el Quijote, como está cualquier otra combinación de letras, comas, puntos y espacios. Si disponemos de tiempo, es más «inevitable» o «fatal» que lo encontremos en su anaquel ignoto a que Cervantes lo escriba a principios del siglo XVII, o Pierre Menard a principios del XX. Si no disponemos de tiempo, es improbabilísimo que lo encontremos. Pero estar, está.
   La «ley fundamental de la Biblioteca» hace que más tarde o más temprano la «divinidad que delira» se tope con el Quijote; no lo busca, lo produce a ciegas. A ojos del restringidísimo Menard, Cervantes tampoco «rehusó la colaboración del azar: iba componiendo la obra inmortal un poco à la diable, llevado por inercias del lenguaje y de la invención». No buscó durante su escritura que el resultado fuera idéntico al que conocemos; simplemente le salió así andando por ahí.
   En cambio, Pierre Menard sí buscó eso:
   Pero por inerciales que sean, el manejo del lenguaje y la invención de personajes e historias suponen algo opuesto a un azar: una voluntad, que la Biblioteca no tiene (o su «divinidad que delira» tiene dañada) y que difiere de la que tiene Pierre Menard: «Yo he contraído el misterioso deber de reconstruir literalmente su obra espontánea», de «repetir en un idioma ajeno un libro preexistente», «simplificado por el olvido y la indiferencia».
   Dificultad de magnitud kafkiana, como la que enfrentó Hladík en su sueño de la movida de ajedrez (lo llamaban las campanadas, corría por un desierto lluvioso hacia «la torre secreta» donde estaba el tablero, «y no lograba recordar las figuras ni las leyes del ajedrez»). Menard es como el Ulises de Como el Ulises de “El silencio de las sirenas”, que Menard encara un desafío insuperable con recursos magros y, aun así, lo supera (sin que quede muy claro cómo).

[...]

   Más allá de la última respuesta, que es cuasi delirante o burlona, en las respuestas globales de esta IA no hay leguas de insensatas cacofonías, de fárragos verbales e y de incoherencias, pero sí de falsedades coherentes y relevantes (o sea, verosímiles). Entre éstas no parecen estar las respuestas que da ChatGPT sobre cómo funciona, pero como no soy una IA mejor no opino.

[...]

   Termino con otra ensalada de metáforas, empezando por la las de este exordio y repitiendo un ingrediente, aunque condimentado distinto. ChatGPT es como un perro al que ya no le falta hablar, si nos atenemos a los resultados (el plato) y obviamos cómo los consigue (la cocina). Por un lado, le conocemos el truco; por otro lado, no distinguimos sus respuestas de las que dan personas humanas y le hablamos como la gansa empolla bolas de billar o cubos: por si acaso, a ver si todavía es y queda sin empollar o sin contestar.


No hay comentarios: